domingo, 10 de enero de 2010

DEMOCRACIA HIDALGUENSE




Carteles que la comunidad ha colocado para informar a la población.

Siguiendo el ejemplo de sus mayores, los talamontes del barrio Tecorral propusieron al dueño del aserradero como delegado 2010 de Zacacuautla. Acarrearon suficientes habitantes de pueblos vecinos para ganar la votación en la asamblea comunitaria del 25 de diciembre a la salida de misa. Fueron repudiados por un pueblo que ha superado el conformismo ante los caciques protegidos por las autoridades. No estaban en el padrón cuidadosamente elaborado para dejar fuera a quienes no han cotizado para las obras y fiestas de la comunidad. Sólo los habitantes cumplidos pudieron votar, algunos muy pobres cubrieron sus cuotas con faenas y los usos y costumbres prevalecieron al fin sobre las sucias maniobras de los delincuentes.

El pueblo de Zacacuautla se ha organizado y hace recordar a Andrés Aubry, aquel francés integrado del todo a Chiapas en rebeldía donde murió accidentalmente en la carretera. Él integraba un concepto complejo con las palabras tierra-territorio-terruño. El pueblo ahora entiende que la defensa de la tierra, el agua y sus frutos es la del territorio que justamente les pertenece para cuidarlo y protegerlo, es su terruño como lugar de sus querencias y sus tradiciones. Por eso hacen una misa anual al pie del manantial para después convivir con los manjares que cada quien lleva. Ahora Pedro Canales dice que el manantial y el bosque arrasado por Los Negros de San Pedro bajo su mando, son suyos con el título de propiedad heredado por su padre. Poco importa, dice el cacique, si el título es falso, su padre se lo heredó.

Fueron reelectos Filiberto Nevado y Trinidad Templos con todo el equipo que ha respondido bien a las agresiones culminadas con la devastación de más de una hectárea del bosque con la protección de una licencia de aprovechamiento expedida por SEMARNAT por diez años y la presencia de la policía municipal cuidando la tala y el transporte por el camino abierto dentro del bosque para llevar los troncos a la carretera por donde transitan escoltados por patrullas municipales hasta el aserradero de quien no ganó la Delegación.

La Delegación legal y legítima ha agotado todas las instancias legales y ha denunciado nacional e internacionalmente a los taladores con respuestas de solidaridad efectivas. Sin embargo, quince de ellos enfrentan siete procesos legales que ya significaron cárcel en Tulancingo de la Delegada y el Subdelegado sorprendidos en su buena fe para treparlos en una camioneta por agentes judiciales con el pretexto de localizar una casa de presuntos delincuentes. Las órdenes de aprehensión fueron mostradas ante las protestas de los secuestrados cuando advirtieron el rumbo de Tulancingo para llevarlos, en efecto, a “una casa de presuntos delincuentes”: un ministerio público de rápida actuación para ingresarlos en la cárcel. Pudieron salir bajo fianza ante la movilización del pueblo y el propio Presidente Municipal tuvo que pagar las cauciones.

Ahora unos cuantos de los quince han empeñado sus casas para seguir su proceso en libertad relativa, mientras la mayoría sufre la calidad de prófugos aunque tienen que seguir en sus trabajos de albañilería, de cosechadores, de carpintero como Trini, de cocinera como Gabi en el humilde y sabroso local en la plaza principal, a unas cuadras de la pequeña farmacia de Fili, “La Nevadita”. Nadie cobra sueldo y las cuotas y apoyos municipales fueron explicados peso a peso en el informe de la secretaria el 25 de diciembre.

La democracia desde abajo ha triunfado en Zacacuautla, lo cual es imperdonable para quienes imponen su ley a balazos, sobornos y chantajes. Que una mujer encabece la lucha por el monte, el agua y la dignidad, como dice el calendario impreso por defeños solidarios con fotos acuareladas de una marcha por el monte al lado de los troncos derribados, es intolerable para los iracundos Canales, de modo que hay que mantener el alerta solidario. Queda claro que un triunfo político es insuficiente ante el poder económico antipopular, antiecológico, ilegal al hacer de la violencia un atributo que el Estado y no sólo el gobierno, pone al servicio de los explotadores. Ellos aparentan aceptar ser repudiados en las votaciones, son capaces de aceptar reformas electorales, todo a cambio de garantizar su poder económico. Pero los pueblos van aprendiendo.

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